Julián es un capellán se traslada a la casa señorial de los
Pazos de Ulloa para hacer uso de sus funciones eclesiásticas y ayudar a
recomponer el archivo de contabilidad de la propiedad. Allí conocerá a Don
Pedro el Marqués, su criado Primitivo, la cocinera Sabel con la que el Marqués
mantiene una relación secreta de la que ha nacido Perucho, un niño salvaje que
le gusta andar con los animales y ensuciarse.
Julián intentará durante toda la novela poner orden y paz
cristiana en los Pazos, pero le será imposible, a pesar de sus intentos de
humanizar a Perucho, o lograr desposar al Marqués con Nucha.
Finalmente, tras que el caciquismo y la lucha política del
momento pongan fin a la vida de Primitivo, el mayordomo que era en realidad el
auténtico amo de los Pazos a la práctica, siniestramente implicado en
conflictos económico-políticos, Julián se enclaustrará en una parroquia de
montaña lejos de los Pazos.
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